El de la casia es un aceite usado desde la antigüedad (se menciona
incluso en la Biblia), con un aroma fuertemente estimulante, que se tiene
efectos benéficos para la salud digestiva y mejora nuestra respuesta inmune.
Descripción:
La casia está emparentada con la canela, tiene un fuerte
olor especiado que puede ser usado en pequeñas cantidades para transformar
cualquier mezcla de aceites esenciales.
La casia ha sido usada desde hace miles de años para mantener la salud
física y el bienestar emocional.
Es uno de los pocos aceites esenciales mencionados en el Antiguo
Testamento.
Conocida por su inconfundible aroma y propiedades
relajantes, la casia es un aceite “cálido” que ayuda a mejorar la respuesta
inmune del organismo. También es estupenda para usar en difusores durante los
meses fríos debido a su capacidad de producir en nosotros una sensación de
calor y por su aroma especiado.
Debido a su naturaleza cáustica, la casia siempre debe
utilizarse diluyéndola en aceite base cuando se aplica sobre la piel y puede
ser muy fuerte si se inhala directamente.
Una vez que ha sido diluida, puede ayudar a relajar el cuerpo. También puede utilizarse en la cocina
reemplazando a la canela en recetas de tartas, bizcochos, panes y diversos
postres.
Principales beneficios:
- Mejora la digestión
- Fortalece la respuesta inmune
- Aroma cálido y relajante
- Sustituto de la canela en recetas de cocina
¿Cómo se utiliza?
- Aplicación aromática: Añadir una gota en mezclas de aceites cítricos. Usar 3 ó 4 gotas en un difusor, solo o junto con aceites de clavo y jengibre durante el otoño y el invierno.
- Uso tópico: Diluir 1 ó 2 gotas en aceite base para disfrutar de un masaje cálido y relajante
- Uso interno: Se pueden tomar a diario 1 ó 2 gotas en cápsulas vegetales para fortalecer el sistema inmune, en épocas en las que nos encontramos más susceptibles de enfermarnos. Combinar 1 ó 2 gotas de aceites de casia y de limón en un vaso con agua para ayudar a la digestión o para calmar la ansiedad por comer.
Precauciones:
En algunos casos puede causar sensibilidad en la piel, por
eso hay que empezar con la menor dosis posible para saber cómo reacciona
nuestro organismo. Y, como
siempre, se debe mantener fuera del alcance de los niños, y consultar con su
médico antes de usarlo si se está embarazada, lactando o bajo tratamiento
médico, así como evitar el
contacto con los ojos, el oído interno y zonas sensibles.
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